La Guardia Civil ya trabaja sobre una línea sólida de investigación
El caso sigue bajo secreto de sumario pero se van conociendo nuevos detalles que confirman la línea de investigación principal que está llevando a cabo la Guardia Civil. Los investigadores insisten en que la familia hallada descuartizada en bolsas de plástico en el chalet que tenían alquilado en una urbanización de Pioz (Guadalajara) pudo ser asesinada por unos sicarios profesionales que viajaron expresamente desde Brasil para cometer el crimen, tratándose por tanto de un posible ajuste de cuentas.
Es la principal hipótesis, como decimos, pero no la única. Lo último que sabemos según los resultados de la autopsia, es que el padre pudo ser torturado antes de conocer la muerte. En el cadáver han aparecido al menos 15 cortes de poca profundidad que podrían ser compatibles con una forma de tortura para extraerle información. Los otros cuerpos, según fuentes de la investigación, no habrían sido torturados, aunque parece que primero mataron a los niños (de 1 y 4 años) para hacer sufrir a la madre y el último en morir pudo ser el padre, Marcos Nogueira.
De momento todo son interrogantes. Los parientes de la familia asesinada niegan desde Brasil que la pareja estuviera metida en asuntos de narcotráfico. El hermano de Marcos asegura que llevaban una vida normal, que incluso estaban felices porque pronto les iban a visitar. Además ofrece alguna pista a la investigación, apunta al restaurante en el que el padre trabajaba en Alcalá de Henares, pide que se investigue ahí para conocer más información. Este familiar señala a la prensa brasileña que su hermano le comentó tiempo atrás que estaba pasando por dificultades económicas y por tanto cree que pudo haber pedido dinero prestado y el macabro desenlace pueden ser las consecuencias de no devolverlo. También se trata de averiguar si Marcos Nogueira conocía algo o había visto algo que le ponía en un aprieto, quizá sabía demasiado y por eso sus asesinos quisieron eliminarlo.
Algunas fuentes apuntan a que la Guardia Civil ya trabaja sobre una pista consistente y podría haber algún sospechoso.
La Guardia Civil mantiene la hipótesis de que la familia desde que abandonó Torrejón de Ardoz, donde estuvo residiendo en un piso alquilado hasta el pasado mes de abril, se estaba escondiendo de algo o de alguien. De hecho, los vecinos aseguran que el único que se dejaba ver y de vez en cuando era el padre, y siempre lo hacía para ir a comprar al núcleo urbano de Pioz, siempre salía con un sombrero y trataba de ir por caminos rurales hasta el centro de la localidad.
Lo extraño del caso es que nadie vio ni escuchó nada. Los vecinos sí apuntan a que de repente se dejaron de oír los gritos y llantos de los niños pero nadie se extrañó. Sólo un vecino dio la voz de alarma cuando los cuerpos empezaron a descomponerse y el olor que emanaba de ellos empezó a salir de la vivienda.
Los investigadores creen que la propia familia abrió la puerta a sus asesinos. Las ventanas y la puerta no estaban forzadas. El crimen se cometió en agosto, los cadáveres llevaban un mes metidos en bolsas depositadas en el salón. Ahora lo importante es conocer quién accedió a esa urbanización durante el último mes, y para eso se están analizando las cámaras de seguridad, aunque algunas fuentes apuntan que no estaban funcionando.
No obstante la Guardia Civil trata de recabar todas las pruebas posibles, huellas, restos biológicos, alguna pista que los asesinos hayan dejado en el lugar del crimen. También llama la atención que las bolsas con los cuerpos estuvieran allí, a simple vista, en el salón de la casa. Los especialistas que llevan el caso creen que la intención de los criminales era llevárselas pero algo o alguien les pudo hacer cambiar el plan en el último momento, o quizá, es otra línea que se baraja, quisieron dejarlas en ese lugar para que fueran encontradas y así enviar un mensaje y dejar constancia de la brutalidad de la que son capaces.
Todo se centra en el entorno de Marcos, en su presente y en su pasado, en averiguar en qué estaba metido el padre, qué es lo que les hizo huir de Torrejón, de qué se escondían y por qué tenían miedo. Ahí parece estar la clave del caso y por esa vía trabajan contrarreloj los investigadores.