César Román mantiene que es inocente y apunta a otras personas que le habrían amenazado
El empresario César Román, en prisión provisional acusado del crimen de su novia, Heidi Paz, negó en su última declaración haber matado a la joven.
Según sus palabras, a las que ha tenido acceso El Programa de Ana Rosa, no solo niega haber matado y descuartizado a Heidi, sino que apunta a otras personas que le habrían amenazado, pero sin desvelar nombres.
«Son personas muy peligrosas las que nos tenían amenazados, tenía miedo por mi y mi familia», llega a decir Román en esa declaración en la que también contradice el testimonio del taxista que supuestamente le llevó hasta la nave de Usera en la que fue encontrado el cuerpo descuartizado de la joven.
«Fui a otra nave que también tiene entrada por la misma calle», relata el empresario de 45 años, que fue detenido el pasado 16 de noviembre en un restaurante de Zaragoza en el que trabajaba con una identidad falsa para no ser descubierto.
La Policía encontró el cuerpo de Heidi meses antes, el 13 de agosto. Estaba en una maleta, sin extremidades, sin cabeza y sin pechos, y rociado con sosa cáustica. Pese a que los botes de sosa tienen sus huellas, Román habla de una casualidad. «No solo había sosa, había otros productos que yo tocaba cuando trabajaba allí en su día», sostiene en su última declaración.
Apenas ha colaborado en la investigación y dice no haber leído la carta que su novia le había dejado, en la que aseguraba que quería dejar la relación. «Nunca he leído eso, ni siquiera lo he visto, debió dejarla cuando me fui a vivir a otra ciudad», señala.
También dice ser el primer interesado en coger al asesino. «Él está tranquilo dentro de la preocupación de que se le impute un delito de homicidio, lo que sí que tiene es la conciencia tranquila», ha manifestado su abogada, Teresa Bueyes.
El «rey del cachopo» cuenta con antecedentes por lesiones, estafa y violencia de género. Su entorno lo define como un mentiroso compulsivo, violento y orgulloso. Su éxito se apagó cuando tuvo que cerrar sus negocios de hostelería en Madrid, en los que presumía de elaborar el mejor cachopo de España, y desapareció, dejando atrás un reguero de deudas y detenciones.