Los concursos, juegos y torneos, cuando cuentan con dinero de por medio, se nos antojan irresistibles como vía de escape a la rutina
Si hay un tipo de programa que siempre permanece en la parrilla de programación televisiva en todos los canales, esos son los concursos. Sean de habilidades físicas, relacionados con la suerte como la famosa Ruleta de la Fortuna o de preguntas y respuestas como Saber y Ganar o el antiguo 50 x 15, siempre hay un hueco para ellos, porque a personas de todas las edades les encanta verlos, y sentirse identificados con los participantes y sus posibilidades de hacer realidad sus sueños.
Los concursos, juegos y torneos, cuando cuentan con dinero de por medio, se nos antojan irresistibles como vía de escape a la rutina. Nos permiten soñar, nos avivan la esperanza de cambiar una situación que puede mejorar y se presentan como alternativa para conseguir unos ingresos extra, además de, en el caso de los participantes, aportar la satisfacción de ser capaz de destacar y de ser el mejor en algo. Todas estas características las comparten los juegos y concursos de la tele, pero también tenemos esta opción a través de internet en diferentes tipos de juegos. Uno de los que más éxito tiene es el poker, porque quien decide participar de un torneo tiene ya la suficiente experiencia para saber que depende más de la habilidad y la estrategia que de la suerte en sí, y a todo jugador le gusta saber que puede controlar los resultados de una u otra manera.
Frente a los concursos televisivos, los torneos online cuentan con la principal ventaja de la facilidad de acceso. Para concursar en televisión, hay que solicitarlo y ser seleccionado, algo tedioso e improbable, y además requiere desplazamiento al plató, depender de los horarios fijados y tener que pedir días en el trabajo, o mantenerse separado de la familia o incluso durmiendo y comiendo fuera. Por otra parte, si participásemos, por ejemplo, en uno de los muchos torneos de poker de 888, el acceso sería prácticamente instantáneo. Sí están regidos por unos horarios pero podremos participar desde casa o incluso desde el smartphone.
En función del torneo escogido, el precio de entrada parte de 1 euro con un premio garantizado de 700 euros, pero El Gran Domingo puede reportarnos 40.000 euros con una entrada de 55 euros. Como jugador, se puede elegir arriesgar una cantidad mínima y subir discretamente o ir a por todas si se cree poder manejar la situación. Además, del mismo modo que algunos concursos de televisión ofrecen continuidad, en el poker existe la posibilidad de ascender y clasificarse a torneos más importantes, hasta llegar a los famosos circuitos y campeonatos celebrados presencialmente tanto en el Casino Gran Madrid como en cualquier otro de España. Esto a su vez nos puede brindar la posibilidad de acceso a series mundiales.
Tanto en concursos como en torneos puede suceder que se nos den demasiado bien. ¿Qué podría suceder entonces? ¿Podrían convertirse en un sustituto del empleo actual? Es una cuestión muy personal, pero hay participantes de concursos televisivos que incluso han optado por tomarse una excedencia de su trabajo para poder seguir concursando. Cada persona debe realizar sus cálculos y sopesar qué puede convenirle más en el momento presente y a largo plazo. En el mundo del poker, la cuestión es ligeramente diferente: un buen jugador puede convertirse en jugador profesional. De hecho ganar un torneo a nivel nacional puede poner a una persona en el punto de mira para ser fichado por diferentes marcas y formar parte de su equipo. En este caso, los jugadores profesionales no tienen que participar en torneos y campeonatos a diario, pero sí que, desde su propio domicilio, deben prepararse a fondo, practicando, documentándose, generando nuevas estrategias o desarrollando habilidades de cálculo mental, autocontrol e incluso cambiando su alimentación para que su cerebro rinda al máximo.
Lo que sí es cierto es que vivir del juego, independientemente de la índole del mismo, se debe considerar un estilo de vida radicalmente distinto, ya que no dispondremos de un salario mensual con los derechos derivados del mismo (prestación por desempleo, trienios, etcétera), sino que nuestros ingresos dependerán de nuestras victorias y fracasos y de nuestra responsabilidad a la hora de gestionar el dinero. Jugar a largo plazo implica que cuando se ganen grandes sumas de dinero se debe ahorrar para cuando no se ganen, y también se debe calcular cuánto invertir y cuánto no para nunca registrar pérdidas. Aún así, aquellos que deciden dejar su trabajo para jugar por dinero, persiguen no sólo la fortuna, sino una vida más emocionante. Como decíamos al principio, las satisfacciones emocionales son la cuestión principal de aquellos que deciden elegir este camino, uno que sin duda no es el más común y parece estar reservado a unos pocos.