Se ha mostrado arrepentido y ha explicado por qué dejó de tomarse la medicación
El acusado de asesinar a un anciano de 85 años, enfermo de Alzheimer, con un cuchillo jamonero en la residencia ORPEA de Meco, ha declarado este lunes en el juicio que ha comenzado en la Audiencia Provincial de Madrid que ese día escuchaba «voces de su abuela» diciéndole que la iban a matar.
Según su testimonio, recogido por Europa Press, «esa mañana me encontraba en casa, desayuné y sentí una voz en mi interior que me decía que mi abuela estaba en peligro».
Después, ese 20 de diciembre de 2015, cogió un cuchillo de grandes dimensiones de su casa, lo escondió entre la ropa y se dirigió a la residencia de ancianos de Meco en la que estaba ingresada su abuela.
Tras llegar a la sala cerrada en la que se encontraban los ancianos con enfermedades mentales del centro, el acusado ha afirmado que las voces le volvieron a hablar. Era la voz de su abuela la que le dijo que tenía que matar a ese hombre o ella moriría. «Me puse detrás de él y le dije: Tienes que morir o van a matar a mi abuela y me dijo: Vale, hazlo. Y lo hice», ha señalado.
Después de apuñalar mortalmente al anciano, que afirma que no conocía de nada, David S. A. ha indicado que se marchó del lugar con el cuchillo escondido en su ropa y ha admitido que tuvo que tumbar una puerta para escapar y que entró a su casa saltando una valla y se deshizo del cuchillo porque «sentía que la Policía ya se movía por allí».
A preguntas del Fiscal sobre por qué no avisó a sus padres o a personal de la residencia de que su abuela estaba en peligro, el acusado ha manifestado que no lo hizo porque «se autoconvenció» de que tenía que hacerlo él personalmente y ha admitido que después de asestar las puñaladas mortales al anciano supo que había cometido un homicidio, pero que estaba en un estado en el que daba «otro enfoque» a las cosas al llevar varios días sin tomar su medicación.
«Me siento muy arrepentido de haber cometido un error tan grave. Me he llevado la vida de una persona», ha lamentado David S.A, que ha alegado que no se tomaba la medicación después de que le hubieran dado el alta en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, porque le inhibía los sentimientos , sentía fatiga y «no podía llorar».
En este sentido, el acusado ha explicado que otra de las razones para no tomarse la medicación era porque creía que sus padres lo estaban drogando con heroína y ha relatado el suceso por el que fue ingresado en el psiquiátrico.
Su abogado pide la libre absolución
Según ha dicho, acabó ingresado cuando «unas voces me decían que un estanco era mío y tenía que reclamarlo», por lo que se dirigió al local y pidió a los dueños que le entregaran la documentación. Los propietarios llamaron a la Policía y fue detenido. «He tenido muchísimos problemas, la verdad», ha añadido.
Además de las voces en su cabeza, el acusado ha expresado que durante sus episodios psicóticos estaba «muy asustado» y ha dicho que también oía voces en la radio y en la televisión y que incluso había veces que «se sentía desnudo» mientras paseaba por centros comerciales.
Por todo lo anterior, el abogado defensor ha pedido la libre absolución, apoyada en la esquizofrenia que padece.
El Fiscal por su parte ha admitido que el acusado padece una enfermedad mental y que durante los hechos «tenía las capacidades mentales afectadas», pero también ha argumentado que su forma de actuar escondiendo el cuchillo, deshaciéndose de él y huyendo posteriormente, apuntan a que sabía lo que estaba haciendo por lo que ha pedido 25 años de internamiento psiquiátrico.
Por su parte, la acusación particular ha afirmado que no existe eximente, por su forma de actuar huyendo del lugar de los hechos y cambiándose posteriormente de ropa, por lo que ha pedido 20 años de cárcel y una indemnización de 131.000 euros para la mujer del fallecido.
Durante el juicio también se está dilucidando si la residencia tiene algún tipo de responsabilidad civil in vigilando, por no haber supervisado la visita del joven, que tenía 29 años cuando cometió el crimen, y no haber impedido el asesinato.