El último mensaje de Santiago: «No me dejéis morir, es lo único que puedo decir»
El Pleno del Ayuntamiento de Alcalá de Henares aprobó ayer, a propuesta de Más Madrid y por unanimidad de todos los grupos políticos, exigir al Gobierno de España que realice los trámites necesarios para lograr la liberación y extradición del alcalaíno encarcelado en Irán desde hace un año.
Su arresto se produjo cuando viajaba a pie desde Alcalá hasta Catar para ver el Mundial de Fútbol, un viaje solidario en el que iba concienciando con publicaciones en sus redes sociales de la importancia de recoger plásticos y residuos.
Sánchez fue detenido en la ciudad kurda de Saqqez (Irán) tras visitar y fotografiar la tumba de Mahsa Amini, la joven que murió cuando estaba arrestada por llevar mal puesto el velo, una muerte atribuida al maltrato de la llamada «policía de la moral» que provocó numerosas protestas.
Santiago se encuentra en una de las peores prisiones de Irán y desde allí se ha puesto en contacto con varios programas de televisión en España, enviando audios desgarradores en los que cuenta que ya no puede más, se encuentra en huelga de hambre y suplica ayuda.
«Me noto abandonado y triste, no sé cuánto más voy a aguantar». «Llevo un año viviendo con falsas esperanzas y no sé qué más puedo hacer ni a quién acudir», indicaba en un audio enviado hace dos semanas al programa Horizonte de Iker Jiménez en Cuatro.
A Santiago le acusan de espionaje por la famosa foto, cuenta su entorno, aunque él admite no saber por qué está encerrado: «No sé de qué me acusan, se ve claramente que soy un turista, no sé si me acusan de espionaje», relataba.
Sánchez contaba al presentador de Cuatro cómo es su día a día en la prisión iraní: «Despierto desde las dos de la mañana con una crisis de ansiedad. Me miro en el espejo y no consigo reconocerme, me vuelvo a mirar y me dan ganas de romperlo a cabezazos».
Contaba que la persona de la embajada que lleva su caso le pide tiempo y le da falsas esperanzas. «Hoy me ha dicho que le de dos meses más, yo creo que esto es una broma, yo no entiendo», añadía el aventurero, que terminaba su mensaje con una súplica: «No me dejéis morir, es lo único que puedo decir».